Sentidos y sensibilidad

Si hay algo  del mundo del espectáculo que me gusta es el Cirque du Soleil (El Circo del Sol). Cada nuevo montaje, cada nuevo show me parece más increíblemente bello. La primera vez que lo disfruté fue con Alegría, montaje casi en español que me enamoró para siempre. Cuando le dije a mi madre que iba a ir a un circo, años ya han pasado desde entonces, se sorprendió tanto, pensó que era broma; siempre me dieron miedo los payasos, esos entes escondidos detrás de horrorosas pinturas; además de que no soporto el ver a los animales de esa manera que nos muestran en las pistas de circo, siempre imaginando qué les harán para conseguir que unas fieras se comporten como verdaderos gatitos. No me gusta el Circo de toda la vida. No le pude explicar a mi madre que era algo distinto, porque este circo no es "normal", no tiene posibilidad de descripción, es ARTE, desde que traspasas la primera puerta hasta que vuelves a salir por ella. Es luz, es un no saber a donde mirar; suceden tantas cosas en tantos lugares a la vez que sabes que sin remedio, te vas a perder algo que no deberías porque no tienes suficiente capacidad para verlo todo. Esa inquietud de tener que elegir es impresionante.

El Martes pasado me llegó un email avisándome de que los días 1 y 2 de Febrero se ponían a la venta, en exclisva para los socios, las entradas para uno de los shows que nunca pensé que llegaría a España. Ayer lo miré y era mucho el dinero que necesitaba, las entradas siempre son caras pero es que esta vez el hecho de que sólo va a estar en Madrid cuatro días ha hecho que se vendieran en minutos y las que van quedando son las más caras.

Hice cuentas, necesitaba cuatro porque así lo sentía, lo debía. Tendría que gastar los ahorros de bastante tiempo, sobre todo ahora que mi trabajo pende de un hilo.

Lo dejé, no me lo podía permitir.

Hoy he vuelto a la página, apenas quedaban ya buenas entradas y eso que no habían salido a la venta al público en  general. Tenía que darme prisa en resolver las dudas, se vendían rápido. No podía perder más tiempo y siguiendo un impulso, que es como mejor me salen las cosas, elegí, de lo que quedaba, cuatro asientos más o menos a mi gusto, rellené los datos de mi tarjeta y le di a aceptar. Ya no había marcha atrás. Se fueron los más de cuatrocientos euros que tenía para imprevistos ¿Cúal mejor que éste?

Tengo cuatro entradas y estoy segura de que voy a hacer felices a tres personas, lo sé, y yo todavía más, por la compañía y porque sé que durante dos horas me voy a sentir en otro mundo. Eso no tiene precio. 

Para todo lo demás, uso la Mastercard (que es la que usé).

Este es el trailer que confieso no haber visto. No quiero saber ni un sólo detalle del espectáculo, necesito descubrirlo a su tiempo. Quizás vosotr@s....